Un paseo ameno y ligero en el paraje de Aranzazu y su montes y cañones para observar como el bosque retoma su actividad. Nos da la oportunidad de observar detalles de los árboles todavía sin hojas, ver las flores que anticipan la primavera. También nos interesamos por musgos y líquenes que fácilmente quedan desapercibidos. Con buen tiempo observaremos también rapaces.

El sendero es especialmente desarrollado para personas con movilidad reducida. 

Un paisaje kárstico abrupto con cañones en plena zona de pastoreo, y un lugar de culto y meditación, es otro de los paisajes emblemáticos de la variada Gipuzkoa. El sendero accesible es bastante deportiva pero construida según las normas para la accesibilidad. Con vistas impresionantes y bosques íntimos. Un paseo ideal para conocer los principales árboles de nuestros bosque y campos, y algunos de sus habitantes, pero lo que más destaca son los aves rapaces y otros diversos aves que podemos observar con prismáticos.

Su historia geológica empieza hace más de 100 millones años en forma de arrecifes en un mar caliente, luego la de accidentes de placas tectónicas que hicieron sumergir el fondo marino. Los ríos erosionaron y junto con el agua de lluvia excavaron grandes cuevas y cañones en los macizos calcáreos. Su historia reciente es una vida bucólica alternada con guerras y destrucción.

Otro aspecto es la implantación arquitectura moderna y el arte contemporáneo de entre otros el escultor Oteiza, que son una referencia internacional en este lugar natural. Quizás sentimos primero cierto rechazo, pero si tenemos el valor de meditarlo un poco más nos puede empezar a conmover. El lugar no es solo una referencia a nivel de espiritualidad franciscana, pero también de la cultura vasca, y del euskera.